Nuestra Historia

Vivir el espíritu de amor es descubrir en el encuentro cercano y permanente, el amor de nuestro Dios que nos envuelve. Sorprendernos de la acogida de Dios a nuestro mundo lleno de desamor; amor gratuito y sin discriminaciones, que hace posible reconocernos hermanos y hermanas, hijos e hijas de Dios Padre y Madre.

Para hacer realizable este amor, el P. Robles nos dice que” ha de ser de preferencia, intenso, sacrificado, desinteresado y constante”.

El amor que Jesús tiene a su Padre, lo trajo al mundo a restaurar, reparar la creación, a devolverle al hombre y a la mujer la dignidad que habían perdido, a curar las heridas de nuestros hermanos y hermanas, que les han causado sus mismos hermanos, a devolver al cosmos el orden para que siga favoreciendo la vida en él.

Nos unimos en esta actitud de reparación, en compromiso con toda la humanidad. “Completamos en nuestro cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo”. Col. 1,24.

Nos ofrecemos con Jesús al Padre, como ofrenda por toda la humanidad; supone entregarnos día a día en servicio a los demás. Unidas con Jesús trabajamos por la propia liberación y la de toda la humanidad. Respondemos a la gratuidad de Dios con nuestra entrega total.

“Trabajen sin cesar porque sea una realidad el reinado de amor del Corazón de Jesús”. En nuestra misión experimentamos y multiplicamos los valores del Reino, mediante las acciones de: educar, enseñar, dar vida donde hay muerte, denunciar, anunciar, restituir la salud, devolver la dignidad y dar la libertad a los oprimidos, en actitud misericordiosa.

La súplica sincera que fluye confiadamente es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Por otra parte, salimos de nuestro pequeño mundo para pedir gracias para todos nuestros hermanos y hermanas. Un breve instante condensa una experiencia espiritual.

La vida cotidiana, impregnada de estas actitudes, nos permite hacer propia esta espiritualidad, que expresa en todo momento la gratuidad, el amor y misericordia con que Dios nos abrasa a cada uno y a toda la humanidad.